Dr. Alejandro Muñoz Villalobos
El estado de pandemia que marcó el año 2020 no detuvo la tarea que nos propusimos: llevar adelante la reorganización de la empresa, cuyo fin ha sido alcanzar una estructura eficiente, orientada a la atención al cliente. Se ha adecuado a RECOPE para dar cumplimiento a los objetivos del Plan Estratégico Empresarial 2020-2030, así como a los mandatos correspondientes de Gobierno contemplados en el Plan Nacional de Desarrollo y el Plan Nacional de Energía, en alineamiento con el Plan Nacional de Descarbonización.
Este proceso tiene su fundamento en los principios que se detallan a continuación.
Eficiencia: El propósito central ha sido mejorar la eficiencia, eliminar duplicidades e “islas”, mejorar la coordinación para que haya mayor fluidez entre las áreas, unificando y normalizando los procesos a nivel empresa.
Centrado en el cliente: Se debe contar con una estrategia de productos y servicios orientados al cliente a fin de potenciar nuevos combustibles más amigables con el ambiente, que promuevan la transformación del consumo de combustibles por productos más limpios, como el Gas LP.
Recurso humano: Se busca obtener un mejor aprovechamiento del personal existente, con una mejor distribución del mismo, además de fortalecer las áreas prioritarias con el recurso adecuado.
Innovación: Le estamos dando espacio a la innovación para alinearse a las tendencias tecnológicas mundiales y así prepararse ante la eventual aprobación de la nueva Ley de transformación. Mientras esto sucede, se promueven proyectos innovadores.
Énfasis en la operación: La nueva estructura propone simplificar las áreas administrativas y dar énfasis a las áreas operativas, el cuido de las instalaciones, el personal y el ambiente asociado al tipo de industria del petróleo.
Todo este trabajo es el resultado de una evaluación por procesos, la cual permitió constatar que había desarticulación. Se procuró que cada gerencia atendiera un proceso específico, de manera que se pudieran comunicar en forma transversal, horizontal y jerárquica entre sí.
En este informe de labores detallamos los avances primordiales de este proceso de transformación que estamos llevando a cabo.
Definitivamente, fue un año de retos sin precedentes. Antes de la pandemia, el principal riesgo de mercado de los combustibles estaba asociado a las variaciones en los precios internacionales de los productos terminados y semiterminados que importamos, lo cual tiene siempre su efecto directo sobre la situación financiera de RECOPE. En el 2020, toda la labor de importación, operación y suministro a granel fue impactada de manera exponencial con la llegada de la pandemia por COVID-19.
En paralelo, se produjo una contracción de la demanda, pues para contener la curva de contagio, Costa Rica implementó medidas restrictivas y de aislamiento desde el mes de marzo: cierre de fronteras y aeropuertos, playas, negocios y reducción de movilidad, entre otros.
Al bajar las ventas, tanto en volumen como en precio, el flujo de caja se vio impactado, al ser estas el principal ingreso de la Empresa.
Para mantener el balance financiero, las compras internacionales se programaron considerando diferentes escenarios, así como las proyecciones de demanda y compras reales de los productos. Esto permitió ajustar mensualmente el plan de importación e inventarios.
Asimismo, gracias al esfuerzo realizado por las diferentes gerencias, se consiguió un recorte en los gastos de operación y se disminuyó el gasto corriente en ₡5725,64 millones, más un monto adicional de recorte al final del año por ₡3647,30 millones.
Fue un año difícil, pero con la aplicación de protocolos para evitar contagios masivos, en coordinación con las autoridades de salud, se mantuvo siempre la operación en todas las terminales. Esto aseguró en todo momento el suministro del 67% de la energía que requiere el país.